¡Sujétame el cubata!
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Los cambios asustan, para qué nos vamos a engañar. Sí, ya sé que todo el mundo habla de nuevas oportunidades y bla, bla, bla. Mis cojones 33. Los cambios gordos, los que alteran tu vida por completo, entrañan una incertidumbre brutal. Y eso, querido amigo, da miedo. Mucho miedo.
Por suerte (ya dije que se alinearon los astros), no estaba solo. Si algo se me da bien es calar a las personas. Y supe juntarme con una (sí, no olvides que esto va de personas) que enseguida se acercó para apoyarme.
No estoy hablando del típico colega que te consuela mientras os ponéis ciegos a birras y hierbas varias. Hablo de un profesional como la copa de un pino, que había tenido los santos cojones de coger el toro por los cuernos y hacerse autónomo.
Años antes, ya habíamos rodado juntos, y ahora se nos presentaba la oportunidad de montar la empresa que siempre habíamos soñado. Pasé de estar agobiado y pesimista, a un estado de emoción y energía que ni el maldito Red Bull me daba. ¡Me iba a comer el puto mundo!
Pero no….
La realidad es que las cosas no van tan rápido como a uno le gustaría. Montar una empresa no es barato, además de tener que ser autónomo y facturar lo suficiente para compensar la doble tributación, sociedad y autónomo (de algo hay que vivir).
Así que tuve que hacer de tripas corazón y tirarme un año en el paro, mientras le ayudaba a dar forma al proyecto, consolidar clientes y aumentar facturación.
Hasta que, por fin, un año más tarde, ya habíamos conseguido un volumen lo suficientemente alto para crear nuestra soñada empresa.
Capitalicé el año que me quedaba de paro para comprar material y poder crear la sociedad.
Y así nació Hiringo Team, S.L. Nuestro proyecto de programación y consultoría informática ya era una realidad, y estábamos listos para romper el mercado.
¡Sujétame el cubata!