El Leunar' Da Vinc' del Llobrega' aka Eduard Deza

El arte de no hacer nada

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Me viene a la mente la película La cabaña en el bosque. Una de esas pelis de terror donde un grupo de amigos la lía parda. Sangre, vísceras y decisiones de mierda a lo largo de la trama.

Recuerdo que en su momento me gustó. Entretenida, y más allá de las vísceras, con ese toque fantástico que la hace diferente.

Pero claro, como en todas estas historias, los problemas siempre empiezan porque alguien no sabe quedarse quieto.

Si nuestros amigos hubieran resistido la tentación de tocar los trastos del sótano, habrían tenido un fin de semana tranquilo y relajante.

Pero no. Tuvieron que tocarlo todo y prender la mecha. Porque claro, ¿quién necesita un fin de semana tranquilo cuando puedes jugar a desatar el apocalipsis?

Y es que saber quedarse quieto, no es fácil. ¿Cuántas veces te hubieras evitado un mal trago si te hubieras cruzado de brazos?

No son pocas las veces, donde menos es más.

Sobre todo en situaciones atípicas, donde por a A o por B, algo altera tu guión.

Supongo que por nuestra naturaleza, entra en juego el arte reflejo que nos lleva a hacer cosas que no siempre son acertadas.

Vender una acción, cripto o lo que sea cuando la volatilidad llega, solo para ver cómo al día siguiente sale disparada como un demonio. O ese volantazo en carretera que termina en desastre.

Todos conocemos a algún crack que siempre ejecuta el movimiento correcto en el momento adecuado. Pero déjate de ostias, porque la mayoría de las veces, cometerás el movimiento equivocado en el momento más inoportuno.

A toro pasado, todos somos Manolete. Pero cuando estás en el ojo del huracán, la cosa cambia. No se ve tan claro.

El problema es que nos han vendido que ser proactivos siempre es la respuesta. Que cada minuto quieto es un minuto perdido. Que si no estás moviéndote, algo se te escapa. Y eso es una gran mentira.

Porque, a veces, el éxito no está en hacer algo, sino en esperar el momento adecuado. ¿Cuántas veces el mercado ha recompensado a los pacientes y castigado a los ansiosos? ¿Cuántos volantazos menos habrían terminado en accidentes si la gente supiera mantener el coche firme?

Como los buenos cazadores, ellos no corren detrás de sus presas como locos. Esperan, acechan, calculan. Y solo entonces, actúan.

La próxima vez que la vida te ponga a prueba, recuerda esto:

No hacer nada no es pasividad, es estrategia.

Sin tiempo para andar mirando, ¿eh?
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