Agárrame esos fantasmas
Tiempo de lectura 2min
Cuando era pequeño, no eran pocas las veces que me despertaba a media noche asustado por la pesadilla que estaba teniendo.
Recuerdo que en más de una ocasión me costó conciliar el sueño porque tenía la certeza de que dentro del armario había alguien.
Las típicas pesadillas y temores que todos (o eso quiero pensar) hemos tenido en alguna ocasión en nuestra infancia.
Por aquella época daban unos dibujos por la TV sobre "Los cazafantasmas". Ya sabes, dada la popularidad de las pelis, habían lanzado la serie animada para seguir ganando pasta.
Recuerdo que la serie me gustaba y tenía su toque humorístico característico de la franquicia.
Yendo al turrón. Uno de los capítulos trataba sobre el famoso "hombre del saco". Un ente demoníaco o fantasmal que se dedicaba a raptar a los niños y llevárselos a su mundo terrorífico.
El colega era un agonías. Tenía que llevarse a cuantos más niños mejor. Nunca eran suficientes.
Y claro, eso es ponérselo en bandeja a los Ghostbusters para que te terminen cazando.
Lógicamente, todo era ficción animada y no daba nada de miedo, más allá del demonio que tenía una pinta entre terrorífica y ridícula.
Pero no todo es ficción, y el famoso monstruo es real. Porque ese monstruo vive en cada uno de nosotros.
Puedes pensar que estoy loco o que estoy diciendo una gilipollez como la copa de un pino. Pero dale una vuelta.
¿Cuántas veces has dudado o directamente pasado de vender una acción porque pensabas que el precio seguiría subiendo?
Si no eres un calzonazos como yo, y eres más moderno, ¿cuántas veces te has quedado atrapado en esa cripto que tenía que revolucionar el mundo y finalmente se fue al guano?
No hace falta que pienses en alguna shitcoin de mierda, piensa solo en Bitcoin.
¿Cuántos satoshis podrías haber acumulado vendiendo aunque fuese una parte de los que ya tenías y recomprando en las caídas?
Puedes engañarme a mí, pero no a ti mismo.
Todos tenemos el hombre del saco como una vocecita en nuestro interior que nos lleva a ser unos agonías y querer más y más.
Y al final, como no puede ser de otra manera, terminan apareciendo los cazafantasmas y vaciándonos el saco.
De nada sirven las rentabilidades estratosféricas si no las materializas.
Y para ello, debes aprender a vender y poder dormir como un bebé.
La mayor parte del tiempo lo dedicamos a valorar el precio de compra, pero colega, si no tienes un precio de venta, si no te marcas un objetivo, o en pocas palabras, si no tienes una estrategia, el precio de compra te la sopla.
Porque lo único que determinará si el precio de compra fue acertado es cuándo decidas vender y si eso te dejó pasta en el bolsillo.
Todo lo demás es humo y solo sirve para atraer a los incrédulos por las redes sociales.
Así que, la próxima vez que aparezca el hombre del saco,
échale fuera antes de que los cazafantasmas te atrapen.